jueves, 9 de noviembre de 2017

¿EL NATURISMO: SISTEMA TERAPÉUTICO O SISTEMA DE VIDA?

¿El naturismo: sistema terapéutico o sistema de vida?

hierbas
El naturismo, antes que un sistema terapéutico, es un sistema de vida. Por ello el médico naturista se ocupa de averiguar con lujo de detalles como se alimenta el paciente, cuantas comidas hace al día, como se componen, que bebidas ingiere, como mastica, investiga el tipo de trabajo que realiza, las horas que dedica al reposo, características de su vivienda y cien detalles más que sería largo enumerar. 

En posesión de todos esos datos, el médico naturista se hace cargo del sistema de vida del paciente. Eso, unido al examen del enfermo, da una idea cabal de la afección que padece y así se podrá establecer un tratamiento eficaz, un tratamiento de fondo que se dirige a la raíz misma de la enfermedad. Así se explica como el naturismo logra curar todas las enfermedades.
Hemos dicho que el naturismo cura todas las enfermedades, pero no todos los enfermos. Hay pacientes que han dejado avanzar el mal hasta tal punto que su fuerza defensiva ha quedado prácticamente agotada. Es fácil comprender que en esos casos no pueda esperarse éxito alguno. Pero la curabilidad o incurabilidad no dependen de la naturaleza de la enfermedad, sino de la naturaleza del enfermo.

En esto, como en muchos otros conceptos fundamentales, el naturismo difiere por completo de la pseudo-ciencia alopática. Por ejemplo, hay enfermos de cáncer que pueden curar perfectamente, porque en su cuerpo hay aún suficiente reserva vital. En cambio hay enfermos que padecen de resfrío de nariz que no curan, porque el esfuerzo curativo espontáneo de la Naturaleza no puede hacerse por agotamiento.
Aquí llegamos al concepto unitario de las enfermedades, que es básico para el naturismo: La enfermedad es una sola y la causa que la produce es solamente una.

La pseudo-ciencia alopática se ocupa del diagnóstico exacto de las enfermedades; se ocupa de ellas como de entidades reales, bien determinadas, causadas casi siempre por microbios, que es necesario individualizar bien para asestarles un golpe mortal. Es impresionante el cúmulo de medios diagnósticos que dispone la alopatía. Existen aparatos costosísimos y complicados, únicamente al servicio del médico que quiere averiguar el nombre de la enfermedad, para así ponerle el rótulo correspondiente.

pócimas
Lo notable del caso -y que muchas veces el público ignora- es que tanta sutileza de diagnóstico sólo sirve para sembrar más confusión entre los médicos. Exceptuando las enfermedades más vulgares, es difícil encontrar dos diagnósticos iguales ante un mismo caso. Basta ver los informes de los médicos legistas en tribunales, los resultados de las juntas médicas (máxime cuando se trata de “eminencias” los que las componen) y por último las autopsias, que demuestran muchas veces que el diagnóstico que llevaba el enfermo sólo le sirvió al médico para lucirse en la cátedra o ante la sociedad científica.

LAS ENFERMEDADES AGUDAS

Veamos el mecanismo y significado de las enfermedades agudas y después de las crónicas. Volvamos a nuestro ejemplo anterior, de la persona que sufría periódicamente molestias banales y que un día presenta una gripe o una bronconeumonía. Para el naturismo, cualquiera de las enfermedades agudas es una crisis por la cual el organismo trata de desembarazarse de tantas sustancias morbosas que lentamente se han ido acumulando en el cuerpo.

Como los emuntorios naturales (intestinos, riñones, piel y pulmones) no dan abasto para eliminarlas, el cuerpo decide quemar todos esos residuos. Se produce entonces un verdadero "incendio", cuya manifestación más importante es la fiebre. Como vemos, la enfermedad aguda febril es considerada por el naturismo, no como un proceso perjudicial, sino todo lo contrario, altamente beneficioso, ya que da ocasión a que el cuerpo se depure y limpie. Rigurosamente hablando, podemos decir que la enfermedad febril no necesita ser curada, porque ella de por sí es una curación.

No hay nada más maravilloso, para el que sabe observar, que el proceso que sigue el enfermo atacado por una afección febril. Todos los órganos del cuerpo y todas las defensas de los distintos tejidos, se ponen incondicionalmente al servicio de la batalla que se está librando, no entre los microbios y el cuerpo (como creen pintorescamente los alópatas) sino entre las sustancias morbosas (es decir los desechos orgánicos acumulados) y los tejidos encargados de quemarlas. Todo el organismo se transforma en un verdadero horno crematorio, en que se van incinerando las basuras que él mismo ha ido acumulando con la alimentación errónea y un sistema de vida antinatural

naturalmente
¿Cuál es el resultado de esa batalla? Si el paciente no tiene afectado ninguno de sus órganos vitales; es decir si el hígado, el riñón, el corazón, los pulmones e intestinos no presentan lesiones importantes (ya sean hereditarias o adquiridas), el resultado es favorable. El enfermo triunfa ampliamente. Así vemos que una vez quemados todos los residuos, cae la fiebre, se normalizan la temperatura y el pulso, renace el apetito y se entra en una pronta convalecencia.

Ahora bien, si el enfermo padecía anteriormente una insuficiencia o cualquier otra falla orgánica, el resultado es dudoso. La lucha se hace desigual y no pocas veces el cuerpo sucumbe, porque la tarea era muy superior a su capacidad.
Una enfermedad abandonada a sí misma, cura en la gran mayoría de los casos. Es el esfuerzo curativo espontáneo de la Naturaleza que triunfa, siempre que no esté agotada la reserva vital. De allí la importancia de una vida higiénica y sana, que mantenga intacta esa reserva vital, que es la única y verdadera defensa con que podemos contar en los casos de enfermedad. El naturismo insiste en la importancia básica de este punto y que la sabiduría popular ha consagrado con el aforismo: "Más vale prevenir que curar".


Referencia/Conferencia pronunciada por el Dr. Jaime Scolnik, prestigioso médico naturista cordobés, autor del libro “Así cura la medicina naturista”/espaciodepurativo.com/

¿TE INTERESA ESTE TEMA...?





¿Te has parado a pensar alguna vez en cómo tiendes
a reaccionar cuando te sientes mal? ¿Y en si esas conductas que llevas a cabo te ayudan de verdad a que el malestar se reduzca? La realidad es que, en ocasiones, no sabemos regular emociones negativas de forma efectiva o al menos, si lo hacemos, tenemos una gran margen de mejora.