Enigmáticos sentidos que no sabíamos que teníamos
Los enigmáticos sentidos que
no sabíamos que teníamos y pueden explicar las experiencias extra corporales
Diferencias |
Nuestros
sentidos pueden decirnos dónde estamos, qué estamos haciendo y cómo es el mundo
que nos rodea. Hasta ahí, todo muy bien. Pero, ¿será que nuestro sistema
sensorial nos dice algo sobre quiénes somos? Uno podría pensar que el
sentido de identidad reside en el ámbito de la filosofía, más que en el de la
neurociencia. Sin embargo, la ciencia sensorial juega un papel importante a la
hora de responder a las preguntas de '¿quién eres? y ¿cómo lo sabes?'.
Tenemos un sentido de nosotros mismos
fuerte... pero, ¿dónde está?
Solíamos pensar que teníamos 5 sentidos y esos eran fáciles de ubicar: los
ojos, la nariz, la boca... Sin embargo ahora se piensa que tenemos 33 sentidos, y el de identidad
depende de dos sentidos de los que quizás no habías oído hablar: el sentido de
agencia y el sentido de propiedad.
Que controlas |
Un sencillo
experimento para marcar la diferencia
Recoge algo que tengas cerca a ti.
¿De quién es el brazo que levantó ese
objeto? ¿Tuyo? ¿Cómo lo sabes?
Quizás porque está unido a tu cuerpo, porque estás acostumbrado a usarlo... Y,
¿quién recogió el objeto? ¿Tú? ¿Cómo
sabes que fuiste tú quien lo hizo? Quizás porque eres la única persona
presente o porque eres tú quien lo tiene en la mano. Aunque todo esto parezca absurdo, hay dos sentidos actuando en
esta situación.
El primero es el que los neurólogos
llaman sentido de propiedad: el sentido que tenemos del cuerpo físico que nos
pertenece, el que podemos ver y sentir, tu cuerpo. El segundo es el sentido de agencia:
la sensación de que los movimientos que haces son los que querías hacer, de que
tú estás en control y puedes decidir qué hacer y cuándo.
que controlas.
Cuando fallan
Cuando estos dos sentidos funcionan como
esperamos, su trabajo combinado provee un fenómeno unificado continuo que
fascina a los neurocientíficos pero que el resto de nosotros ni notamos. Sin embargo, estos enigmáticos sentidos
no son infalibles, y cuando alguno falla, le ocurren cosas extraordinarias a una de las experiencias psicológicas
más fundamentales que experimentamos: el sentido de sí mismo.
En los años 70, los neurocirujanos
empezaron a usar una nueva técnica para ayudar a pacientes con epilepsia
severa. Cortaban el cuerpo calloso, el haz de fibras nerviosas más extenso del
cerebro que permite a los dos hemisferios comunicarse.
La técnica resultó muy efectiva con
respecto a la epilepsia, pero luego notaron unos inesperados efectos
secundarios.
Algunos pacientes sentían que una mano
-usualmente la izquierda- ya no
era de ellos. Estaban sufriendo de una disrupción en su sentido de
propiedad. Lo llamaron "síndrome de la mano ajena" o SMA. Otros
pacientes empezaron a ver que sus
manos se movían independientemente, se estiraban y agarraban cosas sin
que ellos quisieran. Habían perdido el sentido de agencia. Lo llamaron
"síndrome de la mano anárquica".
Aunque tu
cerebro esté sano
El sentido de quienes somos puede
enredarse, confundirse y nos puede separar
de la realidad. Y le puede pasar a
cerebros sanos también, a veces deliberadamente, por medio de meditación
intensa, a veces sin intención, por falta de sueño e incluso como consecuencia
del consumo de drogas. "Estaba en el cuarto de una amiga en la
universidad, escuchando música, extremadamente privada de sueño -estaba
divirtiéndome mucho como para dormir- y fumé un poquito de marihuana",
recuerda la psicóloga y memeticista Susan Blackmore.
Árboles y hojas |
"De pronto, empecé a sentir que estaba cayendo por un túnel. Nunca
había escuchado de las experiencias de túneles y el término 'experiencias
cercanas a la muerte' ni siquiera se había inventado". "Era como un
túnel de árboles y hojas y había un sonido como el de caballos al galope. Iba
cada vez más rápido hacia una luz muy distante que me atraía. Una de mis amigas
me preguntó: '¿Dónde estás Sue?'".
"Por un momento no sabía. De
repente, mi visión se aclaró. Estaba viendo desde arriba la escena en la
habitación -con mis amigas y yo en ella- y le contesté: 'Estoy en el techo'". Esa
asombrosa experiencia extracorporal marcó su vida personal y su trabajo de
investigación, cuenta Blackmore.
"Una de mis amigas me preguntó si
podía ir al otro cuarto y lo hice. Debo decir que al otro día me enteré de que
no había otro cuarto, pero todo fue muy convincente". "Volé por todo
Oxford y fui hasta el mar, donde me convertí en una especie de página que
flotaba sobre las olas. Fue la sensación más peculiar que recuerdo". "Y luego ya no tenía cuerpo: era
simplemente un punto de vista que podía moverse con mi sentido de agencia. Iba
a donde quería ir", dice la psicóloga.
¿Pura ilusión?
"Pienso que las experiencias extracorporales
son ilusiones generadas por alteraciones del sentido de identidad", señala
el neurobiólogo Colin Blackemore quien, cabe anotar, no es familiar de Susan
Blackmore."Lo que nos indican es que existe ese sentido del yo y que
precisamente por ser un sentido puede distorsionarse como todos nuestros otros
sentidos".
Pero, ¿será que el yo, eso que somos, no es más que una ilusión?
"En los últimos años hemos hecho
estudios muy interesantes induciendo ilusiones extracorporales valiéndonos de
la realidad virtual", responde Susan Blackmore. En uno de ellos, los
participantes tenían un casco con una pantalla en la que veían lo que les
mostraba una cámara que estaba dos metros detrás de ellos: es decir, su propia
espalda.
"Cuando
acariciabas sus espaldas, veían una espalda siendo acariciada y al mismo tiempo
sentían la caricia. Y eso tiene el extraordinario efecto de hacerlos sentir que
la caricia está ocurriendo donde ellos están mirando en vez de ahí mismo en su
propia espalda", cuenta la psicóloga.
"¡Es tan divertido tener todas esas formas de
burlar la mente ahora!", exclama.
¿Qué pasa
cuando dejas tu cuerpo?
"Si estimulas cierta parte del
cerebro -la unión temporoparietal en el lado derecho-, que es donde se
construye mucho del sentido de identidad, puedes producir experiencias extra corporales".
"Por eso, varios científicos -como Olaf Blanke, quien descubrió este
efecto- piensan que esas experiencias son producto de trastornos en esa parte
del cerebro".
"Así que parece que la experiencia extracorporal es
una falla de tu cerebro".
¿Y en su opinión?
La experiencia extracorporal de Susan
Blackmore en los años 70 fue tan poderosa y tan convincente, que dedicó el
resto de su vida académica y profesional a tratar de probar que era real: que el alma o el yo o el astrocuerpo realmente
podía abandonar el cuerpo físico.
El yo |
"Supongo que podría resumir 45 años
de investigación diciendo que partí de una experiencia que me convenció de que
yo soy un espíritu o un alma que viviría para siempre y que soy más importante
que este cuerpo temporal, al polo opuesto". Sus pesquisas le demostraron
que "nuestro asombroso y astuto
organismo crea una ilusión sobre un ser interior que realmente no existe".
Barry Smith/Filósofo/para la BBC Mundo
Entrenar el cerebro |
MÉTODO PARA TENER UNA SUPERMEMORIA EN SOLO 40
DÍAS
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Tener una supermemoria, de esas que permiten recordar listas de decenas de palabras, no es una facultad extraordinaria de unos pocos «cerebritos». Después de 40 días de un entrenamiento diario durante media hora utilizando una técnica específica llamada loci, que consiste en relacionar palabras con lugares familiares, individuos con una memoria que se puede considerar normal duplican su capacidad de retener datos en su cabeza. Por ejemplo, de recordar 26 palabras de una lista de 72, pasan a recordar 62. Y los beneficios se prolongan en el tiempo, porque cuatro meses más tarde, sin más entrenamiento, su capacidad sigue siendo alta.
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