Vamos a exponer de la manera más sencilla lo que es
medicina homeopática. En homeopatía se procura que el mismo mal sea el que
ayude a la curación, como su nombre lo indica, es la medicina que trata de los
semejantes (en griego, oímos significa “semejante”). Está pues,
prácticamente al otro extremo de la medicina alopática o tradicional
que conocemos (en griego, allos es lo contrario). Sin embargo
y desde el punto de vista de la salud, lo ideal sería que ambos enfoques
médicos no fueran opuestos, sino complementarios. Según Hipócrates, el padre de la medicina, existen
dos ideas de salud y enfermedad 1.-) Las noxas (agresiones), que actúan
directamente en el cuerpo y conviene eliminar.
Es como el ejemplo del sombrero pequeño que aprieta
y produce dolor de cabeza: la solución lógica sería quitárselo. 2.-) Los desordenes
internos que provocan una disfunción del organismo. Cuando el organismo al
intentar rechazar una agresión, hace acto de presencia la enfermedad, por
supuesto lo mejor sería restablecer el equilibrio y el orden internos para que
el organismo se fortalezca y se libere de la agresión. Y esto se puede lograr
con una agresión parecida, pero mucho más pequeña, a dosis infinitesimales, de
una manera tal de estimular las defensas del organismo.
Como es prácticamente deducible en el primer caso
actúa la medicina tradicional (alopática) y luego en segundo lugar la
homeopática. Pongamos un ejemplo; en caso de una infección, un médico alópata
recetará un antibiótico para eliminar el microbio. Por el contrario el médico
homeópata procurará ante todo restablecer el orden interno del organismo, ya
que el microbio no podrá medrar a sus anchas si el paciente está
suficientemente fuerte. Y una vez restablecido el orden, solo cabe mantenerlo,
evitando futuros trastornos (en este ejemplo, futuras infecciones).
Los homeópatas teorizan sobre que la medicina
convencional no garantiza que; matando el microbio, no se vaya a padecer otra enfermedad,
ya que internamente puede proseguir un inminente desorden que crea la
predisposición a enfermar.
Hahnemann era un médico alemán que; desanimado por
los escasos éxitos que tenía la medicina imperante en su tiempo, se dedicó a
estudiar los clásicos, y de ellos recuperó su legado de conocimientos. Así, de
Hipócrates rescató la ley de la similitud. De Paracelso el
método de la analogía y la ley de las dosis infinitesimales,
que ya se venían utilizando en la espagiria. Fue pionero en la concepción moderna
de las relaciones existentes entre microcosmos (el ser humano), y macrocosmos (el
universo), así como la necesaria armonía entre sí para estar sanos. Rehusándose
a experimentar con animales, al considerar que la única experimentación posible
es sobre personas sanas.
¿Cuánta menos dosis, mayor curación?
En efecto, el remedio semejante obra en el mismo
sentido que las manifestaciones de la enfermedad, administrado a dosis infinitesimales,
lo que asegurará esa estimulación orgánica. Aumentando la dilución aumentará la
fuerza inmaterial de la solución. Los remedios usados son “dinamizados” y no llevan
rastro alguno de materia medicamentosa.
Las diluciones usadas son del orden 10 -100, 10-500,
10-1000, 10-10000,
cuando el número Avogadro nos indica la dilución en
la cual ya no se detectan moléculas. A menudo después de la administración del
remedio se origina un agravamiento de los síntomas que indica la
sensibilización del organismo al remedio, pero luego se consigue el
restablecimiento del orden interno.
Base
de algunos remedios homeopáticos.
Belladona
(Atropa belladona), la usaban las brujas, pero hoy se
sabe que es buena para la circulación – Tabacum en dilución ayuda a tratar
la angina de pecho – Pulsatilla (Pulsatilla nigricans), en
trastornos digestivos y emocionales y en ginecología.- Bryonia (Bryonia alba),
produce excelentes resultados en caso de gripe
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