¿El naturismo: sistema terapéutico o
sistema de vida?
hierbas |
El
naturismo, antes que un sistema terapéutico, es un sistema de vida. Por ello el
médico naturista se ocupa de averiguar con lujo de detalles como se alimenta el
paciente, cuantas comidas hace al día, como se componen, que bebidas ingiere,
como mastica, investiga el tipo de trabajo que realiza, las horas que dedica al
reposo, características de su vivienda y cien detalles más que sería largo enumerar.
En posesión de todos esos datos, el médico naturista se hace cargo del sistema
de vida del paciente. Eso, unido al examen del enfermo, da una idea cabal de la
afección que padece y así se podrá establecer un tratamiento eficaz, un
tratamiento de fondo que se dirige a la raíz misma de la enfermedad. Así se
explica como el naturismo logra curar todas las enfermedades.
Hemos dicho
que el naturismo cura todas las enfermedades, pero no todos los enfermos. Hay
pacientes que han dejado avanzar el mal hasta tal punto que su fuerza defensiva
ha quedado prácticamente agotada. Es fácil comprender que en esos casos no
pueda esperarse éxito alguno. Pero la curabilidad o incurabilidad no dependen
de la naturaleza de la enfermedad, sino de la naturaleza del enfermo.
En esto,
como en muchos otros conceptos fundamentales, el naturismo difiere por completo
de la pseudo-ciencia alopática. Por ejemplo, hay enfermos de cáncer que pueden
curar perfectamente, porque en su cuerpo hay aún suficiente reserva vital. En
cambio hay enfermos que padecen de resfrío de nariz que no curan, porque el
esfuerzo curativo espontáneo de la Naturaleza no puede hacerse por agotamiento.
Aquí
llegamos al concepto unitario de las enfermedades, que es básico para el
naturismo: La enfermedad es una sola y la causa que la produce es solamente
una.
La
pseudo-ciencia alopática se ocupa del diagnóstico exacto de las enfermedades;
se ocupa de ellas como de entidades reales, bien determinadas, causadas casi
siempre por microbios, que es necesario individualizar bien para asestarles un
golpe mortal. Es impresionante el cúmulo de medios diagnósticos que dispone la
alopatía. Existen aparatos costosísimos y complicados, únicamente al servicio
del médico que quiere averiguar el nombre de la enfermedad, para así ponerle el
rótulo correspondiente.
pócimas |
Lo notable
del caso -y que muchas veces el público ignora- es que tanta sutileza de
diagnóstico sólo sirve para sembrar más confusión entre los médicos.
Exceptuando las enfermedades más vulgares, es difícil encontrar dos
diagnósticos iguales ante un mismo caso. Basta ver los informes de los médicos
legistas en tribunales, los resultados de las juntas médicas (máxime cuando se
trata de “eminencias” los que las componen) y por último las autopsias, que
demuestran muchas veces que el diagnóstico que llevaba el enfermo sólo le
sirvió al médico para lucirse en la cátedra o ante la sociedad científica.
LAS
ENFERMEDADES AGUDAS
Veamos el
mecanismo y significado de las enfermedades agudas y después de las crónicas.
Volvamos a nuestro ejemplo anterior, de la persona que sufría periódicamente
molestias banales y que un día presenta una gripe o una bronconeumonía. Para el
naturismo, cualquiera de las enfermedades agudas es una crisis por la cual el
organismo trata de desembarazarse de tantas sustancias morbosas que lentamente
se han ido acumulando en el cuerpo.
Como los
emuntorios naturales (intestinos, riñones, piel y pulmones) no dan abasto para
eliminarlas, el cuerpo decide quemar todos esos residuos. Se produce entonces
un verdadero "incendio", cuya manifestación más importante es la
fiebre. Como vemos, la enfermedad aguda febril es considerada por el naturismo,
no como un proceso perjudicial, sino todo lo contrario, altamente beneficioso,
ya que da ocasión a que el cuerpo se depure y limpie. Rigurosamente hablando,
podemos decir que la enfermedad febril no necesita ser curada, porque ella de
por sí es una curación.
No hay nada
más maravilloso, para el que sabe observar, que el proceso que sigue el enfermo
atacado por una afección febril. Todos los órganos del cuerpo y todas las
defensas de los distintos tejidos, se ponen incondicionalmente al servicio de
la batalla que se está librando, no entre los microbios y el cuerpo (como creen
pintorescamente los alópatas) sino entre las sustancias morbosas (es decir los
desechos orgánicos acumulados) y los tejidos encargados de quemarlas. Todo el
organismo se transforma en un verdadero horno crematorio, en que se van
incinerando las basuras que él mismo ha ido acumulando con la alimentación errónea
y un sistema de vida antinatural
naturalmente |
¿Cuál es el
resultado de esa batalla? Si el paciente no tiene afectado ninguno de sus
órganos vitales; es decir si el hígado, el riñón, el corazón, los pulmones e
intestinos no presentan lesiones importantes (ya sean hereditarias o
adquiridas), el resultado es favorable. El enfermo triunfa ampliamente. Así
vemos que una vez quemados todos los residuos, cae la fiebre, se normalizan la
temperatura y el pulso, renace el apetito y se entra en una pronta
convalecencia.
Ahora bien,
si el enfermo padecía anteriormente una insuficiencia o cualquier otra falla
orgánica, el resultado es dudoso. La lucha se hace desigual y no pocas veces el
cuerpo sucumbe, porque la tarea era muy superior a su capacidad.
Una
enfermedad abandonada a sí misma, cura en la gran mayoría de los casos. Es el
esfuerzo curativo espontáneo de la Naturaleza que triunfa, siempre que no esté
agotada la reserva vital. De allí la importancia de una vida higiénica y sana,
que mantenga intacta esa reserva vital, que es la única y verdadera defensa con
que podemos contar en los casos de enfermedad. El naturismo insiste en la
importancia básica de este punto y que la sabiduría popular ha consagrado con
el aforismo: "Más vale prevenir que curar".
Referencia/Conferencia pronunciada por el Dr. Jaime Scolnik,
prestigioso médico naturista cordobés, autor del libro “Así cura la medicina
naturista”/espaciodepurativo.com/
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