Disfrutemos de la vida
En los últimos tiempos con frecuencia me asaltan
pensamientos que me dicen de la necesidad que tenemos de aprender a llevar una
vida mejor cotidianamente. Nos acostumbramos a celebrar los eventos especiales
pero, generalmente no somos capaces de reconocer, valorar, y disfrutar los
momentos cotidianos.
Esos que hacen su presencia en medio de la rutina
del día a día y en cualquier momento, y nos sorprenden, si estamos pendientes,
con su belleza, con su generosidad, con su simpatía, magia, de forma especial.
Coincidencialmente aparecen y nos reconectan con las
cosas importantes, que olvidamos fácilmente, cuando dejamos que las tenciones y
ocupaciones de la vida diaria, la maravilla de estar vivos, lo que nos importan
las relaciones personales, la belleza y la sabiduría de la madre naturaleza,
que nos absorbe en nuestro entorno, los actos pequeños de generosidad,
solidaridad y el cariño de las personas allegadas a nosotros o no, la entrega,
compañía, de las personas de nuestro afecto.
En fin todas aquellas cosas que son esencia de la
vida, que nos permiten edificar nuestra felicidad y, de esta manera contribuir
con la felicidad de los demás.
De vez en cuando, es perentorio hacer un alto para
ver, oler, sentir, y sobre todo, conocer y apreciar cualquier detalle por
pequeño que sea, que de repente es posible que pase desapercibido, cuando
estamos pensando en el futuro o recordando el pasado de alguna manera, puede
hacer una notable diferencia en nuestro carácter, actitud y forma de
interpretar nuestra existencia.
Por eso, es una decisión de vida resolver que hay
que hacer lo que sea necesario para internalizar el derecho a ser felices que
tenemos todos, para el disfrute de cada momento agradable, por muy pequeño que
sea, que no nos intimidemos por habernos equivocado alguna vez. Tenemos plena
libertad de escoger la vida que se nos acomode, es necesario cerrar los ciclos,
enfrentar los temores, hacer acto de honor cumplir los compromisos, y no asumir
los que no estamos en capacidad de afrontar y dejar de lado lo que no está en
nuestra mano darles solución.
Por eso, es una decisión de vida resolver que hay
que hacer lo que sea necesario para internalizar el derecho a ser felices que
tenemos todos, para el disfrute de cada momento agradable, por muy pequeño que
sea, que no nos intimidemos por habernos equivocado alguna vez. Tenemos plena
libertad de escoger la vida que se nos acomode, es necesario cerrar los ciclos,
enfrentar los temores, hacer acto de honor cumplir los compromisos, y no asumir
los que no estamos en capacidad de afrontar y dejar de lado lo que no está en
nuestra mano darles solución.