martes, 28 de enero de 2014

Disfrutemos de la vida



Disfrutemos de la vida


En los últimos tiempos con frecuencia me asaltan pensamientos que me dicen de la necesidad que tenemos de aprender a llevar una vida mejor cotidianamente. Nos acostumbramos a celebrar los eventos especiales pero, generalmente no somos capaces de reconocer, valorar, y disfrutar los momentos cotidianos.

Esos que hacen su presencia en medio de la rutina del día a día y en cualquier momento, y nos sorprenden, si estamos pendientes, con su belleza, con su generosidad, con su simpatía, magia, de forma especial.

Coincidencialmente aparecen y nos reconectan con las cosas importantes, que olvidamos fácilmente, cuando dejamos que las tenciones y ocupaciones de la vida diaria, la maravilla de estar vivos, lo que nos importan las relaciones personales, la belleza y la sabiduría de la madre naturaleza, que nos absorbe en nuestro entorno, los actos pequeños de generosidad, solidaridad y el cariño de las personas allegadas a nosotros o no, la entrega, compañía, de las personas de nuestro afecto.

En fin todas aquellas cosas que son esencia de la vida, que nos permiten edificar nuestra felicidad y, de esta manera contribuir con la felicidad de los demás.

De vez en cuando, es perentorio hacer un alto para ver, oler, sentir, y sobre todo, conocer y apreciar cualquier detalle por pequeño que sea, que de repente es posible que pase desapercibido, cuando estamos pensando en el futuro o recordando el pasado de alguna manera, puede hacer una notable diferencia en nuestro carácter, actitud y forma de interpretar nuestra existencia.

Por eso, es una decisión de vida resolver que hay que hacer lo que sea necesario para internalizar el derecho a ser felices que tenemos todos, para el disfrute de cada momento agradable, por muy pequeño que sea, que no nos intimidemos por habernos equivocado alguna vez. Tenemos plena libertad de escoger la vida que se nos acomode, es necesario cerrar los ciclos, enfrentar los temores, hacer acto de honor cumplir los compromisos, y no asumir los que no estamos en capacidad de afrontar y dejar de lado lo que no está en nuestra mano darles solución.

Por eso, es una decisión de vida resolver que hay que hacer lo que sea necesario para internalizar el derecho a ser felices que tenemos todos, para el disfrute de cada momento agradable, por muy pequeño que sea, que no nos intimidemos por habernos equivocado alguna vez. Tenemos plena libertad de escoger la vida que se nos acomode, es necesario cerrar los ciclos, enfrentar los temores, hacer acto de honor cumplir los compromisos, y no asumir los que no estamos en capacidad de afrontar y dejar de lado lo que no está en nuestra mano darles solución.